Entra en un vagón

miércoles, 18 de enero de 2012

Vagón 88. Despertares

Me despierta un crepitar de altavoces, y una voz femenina que no parece enlatada dice —sensual, como una locutora de radio nocturna—, que en una semana entraremos en un túnel, del que tardaremos una semana en salir. Un nuevo chisporroteo pone fin al comunicado.

Una semana entera en un túnel; una semana más... Pero ahora no quiero pensar en eso, no quiero pensar en nada, se está tan bien aquí. Miro alrededor con una curiosidad lenta, perezosa: no hay nadie más en el vagón; el vagón de un tren al que no recuerdo haber subido. Lejos de inquietarme, me descalzo y me acomodo lo mejor que puedo.

El son suave de un antiguo bolero, al piano, me vuelve a adormecer. El asiento es confortable, huele bien, y se está caliente pese al gélido paisaje que pasa veloz al otro lado de las ventanas.

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