Aquí en la locomotora hace un calor infernal y más atravesando este maldito túnel. Me recuerdan ambos a mi juventud. Fui maquinista de trenes de carbón, a vapor. Un trabajo duro y sucio. Cluroso y oscuro, como esta locomotora, como este túnel.
No soy como ese señoritingo del revisor que se pasea abotonado hasta la nuez de cabo a rabo del convoy, aparentando que se preocupa por los pasajeros. A veces las apariencias engañan. Cualquiera de los pasajeros sabe de qué estoy hablando.
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