jueves, 16 de febrero de 2012
Vagón Restaurante. Coordenadas ortogonales
Al otro lado del vagón, en un asiento aproximadamente simétrico bajo unos ejes de coordenadas ortogonales, hay una rubia que me mira. Está como un queso de Burgos. Me mira y habla con su compañera de algo que ignoro pero que me gusta imaginar. Se ríen y vuelven a mirarme. Tengo que empezar a olvidar a Elisa.
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4 comentarios:
La vida viene y va. Cuando menos te lo esperas surgen unas nuevas miradas y gestos complices de personas insospechadas, que abren renovadas expectativas e ilusiones, aunque no todas esten como un queso de burgos, ni todos como un hornazo de Salamanca.
Un abrazo. Muy buen relato, como siempre.
Los vagones de tren son un escenario idílico para ligar o, más bien, para imaginar que se liga.
Raúl
Algunos de nosotros hemos vivido en Salamanca unos años y el hornazo no era santo de nuestra devoción, Pedro Luis. Pero reconozcamos que la tierra charra no sólo vive de hornazos: hay muchos otros placeres que disfrutar allí. : )
A ver qué va a pasar. Creo que no lo sabemos ni nosotros. ¡Hasta la sorpresa siempre! : )
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