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jueves, 9 de febrero de 2012

Vagón 37. Cosas raras

No estaba castigado. Qué tonto soy… la mujer de los juegos no me castiga nunca. Pero claro, estaba dormido, me he despertado con el grito de Julia y no sabía ni dónde estaba, al verlo todo oscuro me creía que seguía en mi casa. Allí sí me castigaban.

Esto es muy raro. El revisor dice que ha habido un fallo eléctrico y que estaba trayendo linternas a todos los coches, pero yo veía la luz que salía de las ventanas de los otros vagones.

A Julia ya se le ha pasado el susto. Pobrecita, siempre tiene pesadillas. No sé quién era el tío Carlos, nunca me habla de él, pero se le aparece en sueños. A mí no me asusta nada, porque soy mayor y sé que los sueños son de mentira. Lo mejor es dejar que pasen, como cuando me castigaban: muy quieto, muy quieto y a esperar que vuelva la luz. Gritar, llorar, tener miedo… sólo sirve para que dure más.

Esto es muy raro. ¿Por qué se habrá quedado nuestro vagón sin luz? ¿Y por qué nos dice mentiras el revisor?

A ver si se acaba pronto el túnel y puedo mirar por la ventana. Me gusta mirar por la ventana.

—Julia… ¿quieres sentarte conmigo? Si quieres te cuento un cuento.

—Pero que no sea de miedo. —La niña mira a la mujer pidiendo aprobación para ir junto a Juan. La mujer sonríe y le da un leve empujón para que vaya.

—Había una vez un gigante, muy grande, muy grande…

—¿Y guapo? —Julia sube los pies al asiento y se acurruca abrazando a Juan.

—No, no mucho, pero era muy bueno…

1 comentario:

Anónimo dijo...

Momento entrañable entre Juan Y Julia. El primero intentando sacar los miedos de la niña.
A ver si me dices como poner ese botón para que pare la música...Soy nuevo en Bloguer...Es un poco lio ¿No?
Un abrazo.