sábado, 3 de marzo de 2012
Locomotora. Fiebres
El maquinista sufre unas extrañas fiebres. El doctor le ha desabrochado la camisa negruzca y le ha auscultado con calma, atento a los sonidos de sus entrañas. Empezó a delirar y a gritar obscenidades por la ventana de la locomotora. Mientras no se reponga no podremos parar en ninguna estación, porque sólo él sabe cómo funciona el tren. Estoy preocupado por los pasajeros. Más que por el tiempo.
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