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martes, 28 de febrero de 2012

Vagón 42. La manta

Están desayunando como la primera vez, preparando cada una la tostada de la otra y Ester dice:

-¿Te acuerdas lo que te dije ayer sobre lo de ir a conocer gente? Podríamos empezar hoy.

-Pues cuando subí al tren y lo recorrí buscándote sin saber que te buscaba a ti vi, casi delante de todo, en el vagón 4, una anciana ciega que tejía.

-Iremos a visitarla.

Se cogen de la mano, empiezan a recorrer el tren en dirección a la máquina y, al llegar dos vagones más allá, ven al otro extremo al revisor que las está llamando. A Marta le empiezan a temblar las piernas: subió sin billete y si el revisor la echa del tren y la separa de Ester se le acaba el mundo. Llegan a la altura del revisor y éste las lleva hasta la plataforma de unión entre ese vagón y el siguiente donde nadie les puede ver ni oír:

-Señoritas, les rogaría que fueran menos escandalosas cuando están en sus asuntos.

Marta respira tranquila y promete que lo intentarán. Prosiguen su camino, llegan al vagón 4 y ven, en medio de un montón de gente de pie, a la anciana ciega sentada en un silla y tejiendo. Dicen las dos al unísono:

-Buenos días, señora.

-Buenos días. Acercaos para que os toque la cara y vea cómo sois.

Se acercan, se dejan palpar y la anciana dice:

-¿Vosotras dos sois…?

Deja interrumpida la pregunta pero Marta responde que sí.

-Pues si venís más veces a visitarme os tejeré una manta para que os cobijéis las dos.

Ester le pide permiso, le coge la labor y se sienta en el suelo a continuarla. 

4 comentarios:

Daniel Hermosel Murcia dijo...

Acabas de joder el vagón, gracias.

Anónimo dijo...

Se van sucediendo muchas cosas en este vagón. No contaba con la ancianita ciega, pero le da otro matiz a la historia.
Un abrazo.

María Biloba dijo...

Es una historia encantadora.

PD: Ciertos comentarios no aportan nada si no son constructivos. Para vomitar hay otras herramientas en internet :)

convoy89 dijo...

El surrealismo del convoy continúa en los comentarios : )