Entra en un vagón

lunes, 16 de abril de 2012

Vagón 18. Ménage à trois

Camila tenía al demonio entre las piernas, cuando se abrió la puerta del vagón.

–¿Con quién hablas? –le preguntó Antonieta.

Camila la miró de reojo, aún ruborizada por la pasión insatisfecha.

–Con nadie. Yo no le hablo. El que me habla es él.

Antonieta se agachó para seguir la indicación de Camila y descubrir de quién se trataba.

No dijo que no veía a nadie. Ni le importó.

El demonio subió la mirada para mirarle las piernas a la mujer recién llegada. Aún dentro de Camila, embelesado en su poder.

Antonieta se acercó despació al asiento de Camila. Parecía que no pisaba el suelo cuando caminaba. Se mecía con el movimiento del tren, el chaca-chaca de la máquina; el movimiento de la interminable espera por llegar. Llegar... Venir... qué más daba. Era el viaje; las ganas...tantas ganas.

–¿Me dejas a mí un momentito? –susurró Antonieta.

–¿A quién le preguntas? ¿A mí o a él?

–No me importa. Solamente quiero sentir.

Camila se subió aún más la falda y le extendió la mano.

–Y tú, ¡con cuidado! –mirando seriamente al demonio–. No la vayas a asustar. Todavía no sabe lo que es sentir. Habrá que enseñarle poquito a poquito.

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