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martes, 24 de abril de 2012

Vagón 44. Buenos días

De vuelta del aseo la niña echa una ojeada a la mujer del vestido negro. Ha dejado la puerta de su compartimento abierta. Le gustan las arrugas que tiene alrededor de los ojos. Ella misma no las conserva ya. Ni siquiera cuando hace un gran esfuerzo por sonreír y aprieta los párpados hasta que ve estrellitas blancas como por dentro le salen arrugas.

–Disculpe.

A la mujer de negro le sorprende la interrupción. Le sorprende también el tono adulto de la niña.

–¿Puedo sentarme un momento con usted? –La otra vuelve la cabeza hacia ella pero continúa con los ojos cerrados. Sonríe y más arrugas finísimas se le forman en el rostro, alrededor de los labios descoloridos sobre todo, pero no sólo allí.

–Por supuesto.

–Mi nombre es Yamila.

–Es un bonito nombre.

La niña dudó un momento antes de continuar. Se alisó la falda con mucho cuidado y balanceó los pies sobre el suelo traqueteante. 

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