Ester acaba de descargar todo su placer y, cuando recupera el aliento, pone su mejilla junto a la de Marta y luego le dice al oído derecho:
–Cada día te quiero más.
Luego se va al oído izquierdo y le dice:
–Ahora te toca a ti.
Y, Marta, aunque arde en deseo, contesta:
–Pero como te tenía de espaldas y no te veía la cara, quiero que antes nos miremos un ratito a los ojos.
Ester se levanta y se pone de rodillas en el suelo frente a Marta, que sigue sentada junto a la ventanilla. El tren sigue en el túnel. Ester tiende las dos manos a Marta, Marta se las coge y se miran a los ojos. Calladas pero hablando con la mirada. Tanto, que Ester lee el deseo en los ojos de Marta. Le gusta sentirse deseada. Por eso dice:
–¿Cómo quieres que te lo haga?
–Tú misma, a ver qué te inventas.
–Es que me gustaba mucho sentirte el cabello en los pechos.
Ester se vuelve a sentar de espaldas sobre Marta, enrosca sus piernas alrededor de las de ella y Marta deja caer otra vez su cabello sobre los pechos de Ester. Ester se chupa el dedo y luego se inclina hacia delante para poder alcanzar el placer de Marta. Cuando lo alcanza Marta dice:
–Yo también te quiero más cada día.
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