Marta y Ester llegan al vagón restaurante a desayunar y lo ven vacío. La camarera les dice que no puede servirles el desayuno porque hay un problema y se está acabando la comida. Ellas no preguntan más porque algún rumor les ha llegado de que algo pasa y saben que el tren lleva muchos días sin parar y no puede haberse abastecido.
Vuelven de la mano hacia su vagón y Marta parece pensativa. Al entrar en su compartimento Ester, como cada día, empieza a desabotonarse la blusa para desnudarse pero Marta le pide que espere. Luego recogen la manta y entre las dos echan atrás los asientos para reconvertir la cama en los seis asientos del compartimento. Ester pregunta:
-¿Qué pasa?, ¿hoy no toca?
Marta se sienta junto a la ventanilla de espaldas a la máquina y pide a Ester que se siente frente a ella. Entonces Marta dice:
-No sabemos cuánto va a durar la falta de comida y tú y yo gastamos muchas calorías con lo nuestro. Así que habrá que racionarlo.
-¿Racionarlo?, ¿cómo?
-Pues, mientras no haya comida, haciéndolo una sola vez al día. Al mediodía es el mejor momento, antes de la siesta.
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